domingo, 25 de diciembre de 2011

A la infinitud de lo irreal

Con cada día que pasa mi realidad vale menos. Es intensa y son orden, es imprevisible y ardua.

¿Qué puede hacer la realidad? Te da hambre, sed, insatisfacción... Causa dolor, transmite enfermedades, obedece leyes ridículas; pero, ante todo, es finita.  Siempre conduce a la muerte.

Lo que cuenta y da fuerza son otras cosas: las ideas, las pasiones, e incluso la locura. Todo lo que se eleva por encima de la razón.

Le retiro mi aprobación a la realidad. Me niego a colaborar con ella. Me entrego a las tentaciones de los que aspiran a algo que está más allá de este mundo y me lanzo con todo mi corazón a la infinitud de lo irreal.